El verdadero porder viene de ser indispensable







Te haces indispensable cuando te conviertes en una central de información para los demás, pero, sobre todo, siendo alguien que hace que las cosas pasen.⁣

Una estrategia básica es partir de la premisa de que nos hacemos exitosos cuando ampliamos y compartimos con los demás nuestros contactos y aprendemos más sobre diversos temas, esto nos permite unir varios mundos y que estemos como denominador común entre ellos. ⁣
En una sociedad donde la burocracia crea barreras, para ti es una ventaja competitiva tener contactos en grupos distintos para saltarlas y hacer que otros, siempre con tu apoyo, puedan derivarlas.⁣

Buscando un espacio en la mente de la gente



 

Hay muy poco tiempo y algunas claves básicas que aprender en este artículo para entrar ahora en el debate si las personas, al igual que un vehículo o un jabón, son un producto o una marca. Diremos que sí, las personas son un producto y una marca, la diferencia es que su objetivo es diferente en el mercado y el proceso posicionamiento, comercialización y compra también.

 

Hay que ser algo para alguien

 

Es imposible definir e iniciar un proceso de posicionamiento sin determinar los mensajes claves que nos ayudarán a construir un mapa de significados en la mente de nuestros públicos, el cual se convertirá en la ruta que los llevará a identificar a esa marca como única, de acuerdo a los beneficios que aporta.

 

En ese proceso, también debemos idealizar para qué le sirve este producto o servicio, cómo se sentirán al usarlo, cómo le verán los demás, cuáles serás sus símbolos, sus valores, su personalidad, qué comunicará y cuál será, en resumen, su identidad.

 

El nombre lleva un concepto

 

Si es cierto que la mejor mente para posicionarse es una que sea virgen, que no esté penetrada por otra marca, igual de cierto es que un buen nombre que explique el beneficio principal del producto o servicio, inicia el posicionamiento.

 

Puede, entonces, que por eso cuando el común de las personas van a comprar un pañal desechable para un niño pide un Pampers, aunque desee una marca diferente, y otros tengan un iPhone y no un celular, en ambos casos hay improntas de nombre y de beneficios: un nombre muy popular por ser el primero y otro que da estatus, es sinónimo de modernidad y elegancia, por la segmentación de precio y exclusividad que ha posicionado.

 

 

La realidad existe, pero en la mente

 

En política y en comunicación la percepción es la realidad. Lo importante es enfocarse en la forma de percibir que tienen las personas que van a recibir el mensaje, no en la realidad del producto o en la realidad que tenemos nosotros.

 

Posicionarse es ir a una guerra de percepciones donde el campo de batalla es la mente del consumidor, donde cada ataque debe ser un mensaje muy concreto, repetido con frecuencia, de diferentes formas, además de ejecutado de una forma excelente, en forma, tiempo y espacio.

 Por Miguel Otáñez

Storytelling: de contar historias que emocionan y ser recordados

Imagen desde Duarte.com
133 millones de resultados en 45 segundos arroja en Google la búsqueda del término storytelling, el cual se podría definir como una técnica de comunicación y marketing que busca unir a la marca con su público a través de una historia que regularmente es narrada por ella.

Este relato, construido y servido de forma única e impactante, busca anidarse dentro del público, hacerlo reflexionar entorno a él y, en ese sentido, parir un significado de ese mensaje, que, posteriormente, será la conexión emocional entre ambos.

Aunque la comunicación de todas las marcas esté apostando al storytelling para instalar sus mensajes, esto no quiere decir que lo estén consiguiendo, sino que para ello hay que recordar que “estamos expuestos a más de cinco mil avisos publicitarios al día”, según reveló el más grande laboratorio de neurociencia en América Latina, Eye on Media, lo que nos lleva a la conclusión de que un relato, por bueno que sea, no es el único que lucha por la atención de su público; también lo hacen otros 4,999.

De hecho, el relato no es un arma nueva de capturar la atención, pero en la última década se ha popularizado su uso fruto de la pandemia que supone la “economía de atención” que padecemos los seres humanos y la facilidad con la que una buena historia logra captarla, aunque no por mucho tiempo.

El dato

El economista, politólogo y psicólogo cognitivo, norteamericano, Herbert Alexander Simon, escribió en 1971: “una gran cantidad de información crea una pobreza de atención y una necesidad de asignar esa atención de manera eficiente entre la sobreabundancia de fuentes de información que podrían consumirla”.

Quizás por eso es por lo que “consultamos el móvil unas 150 veces al día. Apple dice que desbloqueamos el iPhone unas 80 veces. Y si es un Android, el número aumenta hasta 110”, según un trabajo de BBC Mundo publicado en septiembre pasado.


Construyendo una historia que emociona

Si Maya Angelou no se equivocó cuando dijo: “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo la hiciste sentir”, es que el reto de las marcas consiste en activar lo que el médico francés Paul Broca llamó en 1878 el gran lóbulo límbico y que hoy conocemos como sistema o cerebro límbico, en el cual se encuentran los instintos humanos, entre ellos las emociones.


1.    Las emociones son contagiosas y si queremos que nuestro público se emocione la historia debe tenerlo como centro, siendo tan humana que vean en la pantalla aquello que puede ser o es su vida.


2.    Que sean las más de mil palabras capturadas en una foto que construyan la historia de lo que pudimos vivir, lo que estamos viviendo o lo que necesitamos vivir: felicidad, tristeza, miedo, asco, sorpresa, etc.


3.    Jorge Luis Borges decía que “la historia cuenta lo que sucedió, la poesía lo que debió ser”, por eso conecta. Todos al final del día nos acostamos con planes para el amanecer y nunca nos pasa por la mente si volveremos a despertar, solo sabemos que mañana puede ser mucho mejor y eso nos mueve, cuenta aquello que sabes que es su fuerza motriz.

Existen muchas recetas sobre cómo crear un buen storytelling, por lo que hay que investigar, implementar y volver a investigar.

Estrategias básicas de Donald Trump de cómo prepararse para la campaña

Foto tomada del liberalamerica.life
En agosto 2010 -describe Bob Woodward en su obra Miedo: Trump en la Casa Blanca- David Bossie, investigador, y Steve Bannon, productor de documentales políticos, llegaron al piso 26 de la Torre Trump a reunirse con el hoy presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El ganador de dos premios Pulitzer sostiene en este libro que Bossie llevó consigo una presentación, la cual, a modo de tutorial, explicaba cómo participar en unas primarias republicanas y ganar, y en una segunda parte cómo ir por la presidencia de su país y ganarle a Barack Obama en su postulación hacia un segundo mandato.

Entre los “tips” que soltaba Bossie en ese momento frente a Trump para “motivar” su estrategia era abrazar el populismo, pues entendía que el populismo del Tea Party estaba “arrasando el país” y con él se podían socavar las bases del status quo político a favor del común de los mortales.

Además, el investigador planteaba que aquel que no estuviera en contra del aborto no ganaba unas primarias republicanas, así constaba en los datos levantados, por lo que la postura a asumir tenía que ser provida.

Entre otros detalles explicados por Bossie al futuro candidato, estaba la importancia de conocer los plazos y las reglas estatales de las primarias, en ese momento reveló que Trump solo había votado en una oportunidad, hacía unos veinte años, en 1988.

Aunque el libro no detalla del todo la genesis de la campaña del hoy presidente, su historia y sus estrategias son un ejemplo de que el mas remoto de los éxitos puede pararse enfrente de nosotros cuando se conoce el terreno, la coyuntura política, así como las debilidades y fortalezas del partido, del candidato y del propio sistema.

Algunos pasos básicos que te preparan para la campaña

Análisis de la coyuntura política
Para elaborar una estrategia debemos conocer la coyuntura política, que no es otra cosa que el análisis de los factores y las circunstancias que se presentan en una nación e involucran todo lo que está pasando en ella.

La meta de la campaña
El candidato no va a una campaña solo a ganar elecciones, sino que a la misma también puede ir a posicionarse, a aumentar el nivel de conocimiento que tiene el electorado sobre él, por lo que el destacado consultor Jaime Durán sostiene que lo primero que se debe hacer con el candidato es discutir para qué busca postularse.

Los adversarios
Todos los autores coinciden en que a los adversarios el candidato debe conocerlo como a sí mismos, esto con el objetivo de saber cómo enfrentarlos en cada escenario que les dé la campaña; la táctica la define el estilo de quien la ejecuta, pues como decía Konrad Adenauer: “El arte de la política consiste precisamente en saber cuándo es necesario golpear a un adversario ligeramente por debajo del cinturón”, yo agrego: aunque algunos se pasen.

“El señor Trump puede haber dicho algunas palabras poco correctas, pero Bill Clinton me violó y Hillary Clinton me amenazó”, dijo a CNN Juanita Broaddrick, minutos antes de iniciar uno de los debates en un salón del Four Seasons donde se estaba realizando el evento. Broaddrick estaba acompañada de otras tres mujeres que habían realizado acusaciones parecidas hacia los Clinton.

Los públicos
Saber quiénes son, cuáles son y dónde están los segmentos del electorado que nos pueden dar las elecciones, y así dirigir hacia ellos nuestros mensajes y los esfuerzos de campaña; el status quo no es la mayoría.

En Texas, octubre de 2016, durante una conferencia realizada en una empresa compuesta por un público mayoritariamente blanco, el orador preguntó: ¿Cuántos piensan votar por Hillary?, creo que levantaron las manos como diez, -dijo- ¿Cuántos piensan votar por Trump?, la mitad las alzaron, aproximadamente doscientos, aseguró.

Luego de la conferencia, el director ejecutivo de la empresa le dijo al ponente: “he trabajado con ellos por más de un año. Los conozco. Conozco a sus familias. Si me hubieras dicho que doscientos de ellos piensan votar a Trump, te habría dicho que es imposible”.

Los medios de comunicación
Los medios se seleccionan, no solo por su alcance, sino por el impacto y la efectividad de estos en los públicos de nuestra campaña, los que no son solo los electores meta, sino también el establishment.

Manuel Erice, autor del libro Trump, el triunfo del Showman, comparte el siguiente análisis: “Hasta nuestros días, la capacidad para adaptarse a la televisión ha dividido a los presidentes en dos grupos: los carismáticos Bill Clinton y Barack Obama, y los dos Bush -el padre y el hijo- que nunca llegaron a dominar la herramienta de la imagen”.

Erice agrega que Trump, sin embargo, era “…un manipulador del ciclo informativo. No era simple ruido. Su intuición y su carácter impredecible le permitían marcar la agenda, que cada día terminaba incrustada en el centro del debate político y periodístico”.

“Si el país que marca la tendencia mundial protagonizó en 2008 la campaña del pionero Obama en Internet, la de 2016 será recordada por una tentación llamada Donald Trump, con su Twitter como inigualable juguete, a la que ningún periodista fue capaz de resistirse”.

Por primera vez, sostiene Erice, quien también es corresponsal de ABC en Washington, un candidato se había adentrado en el mundo de la comunicación con mayor dominio y eficacia que los propios profesionales. Estamos “ante el presidente de las redes sociales”, como le bautizó Van Jones, analista de CNN.

Finalmente, puede que adoptar una campaña como la citada parezca fácil, pues a simple vista esta carecía de planificación y de profesionales a la altura del momento, pero no era así. El norte de la política y de los políticos es la profesionalización y hacerse acompañar de un equipo de especialistas que investiguen para planificar y que ejecuten una estrategia para ganar.

Al salir de la reunión con Trump, relata Bob Woodward, Bannon pensó sobre una posible candidatura de Trump: “No ganará nunca”.

Analisis realizado y publicado para el periodico El Dia 

Los Insights: el mensaje va en la mente

Imagen tomada en Marketing Directo 
A los mercadólogos, publicistas y relacionistas públicos profesionales les ha tocado trabajar con Insights: los cuales podríamos definir como las claves que les permiten entender por qué el consumidor se inclina hacia determinado producto, toma una decisión de compra o lo rechaza, es decir, estas son características muy particulares de determinados públicos sobre su manera de pensar, sentir y actuar, frente a circunstancias específicas, las cuales ni ellos mismos advierten o son conscientes de estas.

Los Insights son el resultado de un profundo conocimiento y comprensión de la mentalidad de los consumidores o usuarios hacia los cuales van dirigidos los productos o servicios y a los que las marcas buscan conquistar.

Este conocimiento trae como consecuencia que las marcas puedan lograr una mejor construcción y segmentación de los mensajes, así como optimizar los presupuestos de una campaña, determinar los tiempos, pero, sobre todo, lograr que los llamados a la acción sean más eficientes en cuanto a lograr el objetivo deseado.

Jurgen Klaric, a quien se le conoce como un gurú del neuromarketing por investigaciones al respecto y sus best sellers sobre el tema, plantea en una obra titulada “Estamos Ciegos”, que los Insights son la diferencia entre investigar al consumidor y descubrir la mente de ellos, lo que según el experto pude determinar la propuesta de valor que mueva a una marca hacia sus públicos.

Sin embargo, y planteado de la forma anterior, parecería esta una técnica básica de comunicación de marca la implementación de estos significados, pero no es así. Identificadas las claves que llaman a la acción lo más importante pasa a ser la construcción de los mensajes y con esto entender que no se trata de vender un producto, sino vender el significado del resultado de este, que, al final, es lo que inconscientemente el usuario o consumidor busca.

Un ejemplo claro del resultado de la utilización de Insights en la estrategia de posicionamiento de una marca puede ser Apple y sus Iphone: existen más de una veintena de dispositivos Android de marcas como Samsung, LG y Sony con mejor cámara, diseño, almacenamiento y potencialidades en cuanto a usabilidad, gestión de archivos y rendimiento del sistema operativo que el que ofrece el iOS, que es el de Apple, sin embargo, ¿Qué buscan los que eligen iPhone?

Exclusividad

Que va desde tener un cable conector para cargar el móvil único, que solo se comparte entre los dispositivos de esta marca de la misma generación, hasta un único software que te permite actualizar y gestionar los archivos del celular al computador y viceversa. Su propia tienda de aplicaciones (Apple Store) y  de música, ebooks, videos y películas (iTune Store).

Estatus

Un estudio publicado el pasado trimestre por Slickdeals, uno de los ecommercer más grandes de los Estados Unidos, se descubrió que los usuarios de Apple tienen ingresos promedios mayores que los de Android (53.251 dólares anuales vs 37.040 dólares anuales), por lo que no es casualidad que aquellos que no pueden pagarse un dispositivo como este quieran tenerlo, pues para ellos es una aspiración es alcanzar este poder adquisitivo y lo que el mismo implica.

Para los especialistas en posicionamiento Apple siempre será objeto de estudio, pues aunque exclusividad y estatus no son los dos únicos Insights descubiertos y utilizados por esta marca para lograr ese call to action multitarget, esta marca provocó una ruptura en el marcado de la telefonía móvil que logró conectar con diferentes generaciones que responden a un estilo de vida distintos pero con aspiraciones muy activas en sus mentes que son las que los mueven y le permiten a este gigante de la industria tecnología estar en el top de las ventas.

Este análisis se publicó por primera vez en el periódico El Día

Política: del contenido al Big data en redes sociales

imagen desde pqs.pe
En la campaña electoral del 2012 los candidatos dominicanos pasaron de tener presencia en redes sociales -estar ahí por entender que era una moda del momento que de alguna manera podría darles visibilidad pero no incidir en el resultado de los comicios- a crear y postear contenido temático, pensado y planificado para definir y fortalecer la imagen del candidato, pero sobre todo, para informar sobre el día a día del proyecto político.
En ese año, República Dominicana contaba en Facebook con tan solo con 3.2 millones de usuarios, aproximadamente, mientras que Twitter alcanzaba un millón, de los cuales solo el 380 mil se consideraban activos; Instagram tenía menos de dos años de edad, era muy poco conocida en el país, por lo que no se tienen estadísticas de ese periodo.
Para ese momento los especialistas dominicanos en Social Media como Manuel Ventura decían que la tendencia era orientar la estrategia en redes sociales hacia la creación de contenido de valor para los usuarios con el propósito de conectar, ganar y retener seguidores en estos medios, y así lo hicieron muchos políticos con buenos resultados, pero no era suficiente.
En ese mismo periodo la tendencia mostraba a una ciudadanía más activa, que empezaba a empoderarse de los mensajes difundidos, pero sobre todo, que se revelaba contra ese monólogo que los políticos pensaban que podían traer de los medios tradicionales e instalarlo en las redes sociales sin encontrar la resistencia  y la contestación de los electores a temas a los cuales solo ellos pensaron que tenían respuestas.
Todo ese “ruido social” generado por ciudadanos empoderados y conectados, ahora de forma directa y pública con los candidatos, les obligó a girar su estrategia hacia los electores: ahora había que escucharlos, tomarlos en cuenta y que el contenido a publicar girara en torno al qué, cómo, cuándo y al dónde de sus vidas.
Mientras tanto, en Estados Unidos, punto de referencia política para el resto de América, aunque no lo modelemos del todo, la tendencia se movía en otro sentido. Y es que si Google en 2008 pudo predecir la propagación de la gripe invernal en ese país tomando 50 millones de términos de búsqueda en Internet y lo comparó con datos del Centro de Control de Enfermedades, ¿quién en su sano juicio no pensaría que en algún momento la política no haría benchmarking para aplicar el Big data a sus objetivos electorales?
La campaña digital de Obama en 2008 no logró el éxito por estar en redes sociales con un contenido informativo, lo hizo por la gestión de la data, primero, para saber dónde estaban los electores, y segundo, cuáles temas eran de su interés y a través de cuales medios, ¿resultados? 13 millones de personas interesadas en recibir información sobre su campaña por correo electrónico, cuatro millones de inscritos para dar seguimiento a la candidatura vía SMS (mensajes por el celular) y más de cinco millones de amigos en redes sociales, al menos en las de ese momento.
La tendencia de hoy para las próximas elecciones las marcó Donald Trump y Cambridge Analytica con la utilización de información no solo de las redes sociales, sino de la web en sentido general, para predecir comportamientos, construir mensajes y difundirlos con una segmentación casi perfecta a los electores a través de múltiples plataformas, y así hacerle honor a la principal característica que tienen las campañas ganadoras, un discurso empático, ajustado a las expectativas de los electores.

Publicado en el periódico El Día

La democracia de audiencia y la personalización del voto

Foto: trabajo y política 
Por Miguel Otáñez.

En el 1998 Bernard Manin publicó una obra titulada “Los principios del gobierno representativo”, en la cual apareció por primera vez el término “democracia de audiencias”, como principal explicación del politólogo francés a la personalización de la opción electoral y con esta la personalización del poder¸ pues los electores -en ese momento- cada vez más asistían a las urnas a votarle a la persona en vez de al partido o al programa de gobierno.

Manin planteaba que esta personalización estaba desplazando a la figura del partido político del Top Of Mind del elector, pero si reconocía que “Los partidos siguen desempeñando un papel fundamental. Proporcionan recursos cruciales tales como las redes de contactos e influencias, la capacidad para la recolección de fondos y el trabajo voluntario de los militantes, pero tienden a convertirse en instrumentos al servicio del líder”.

Es decir, de acuerdo con su planteamiento, aplicado a la República Dominicana, ya no se trataba del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sino de Leonel Fernández; del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ahora Peña Gómez, tampoco se hablaba del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), este era Joaquín Balaguer. 

Aunque en el año de la formulación de este planteamiento la política no sabía de las redes sociales como hoy las conocemos, él atribuía, en parte, este fenómeno a la ruptura del monopolio que mantenían los partidos políticos como único canal o ente mediador entre el político y el elector. Lo que disolvió parcialmente esta relación, a juicio del politólogo, fue la radio y la televisión, medios a través de los cuales los candidatos podían volverse a comunicar directamente con sus circunscripciones sin la mediación de la red del partido.

La revolución de las tecnologías de la comunicación transformó el sistema político: puso en un segundo plano al activista y hombre de partido y dio paso a aquellos que los medios dieron especial realce e individualismo, pues ya los candidatos exitosos no son los notables locales, sino los que calificaríamos de “personajes mediáticos”, personas que tienen un mejor dominio de las técnicas de la comunicación mediática que otras.

Sin embargo, con la democratización de la internet y los nuevos medios de comunicación la imagen de los partidos se ha hecho más tenue, todos los políticos parecen líderes y la democracia de masas ha sido totalmente desplazada por la revolución de la tecnología de la información y la comunicación que ahora ha empoderado a la ciudadanía, la cual ha demostrado que sabe como hacerse sentir y como mover los cimientos del poder político para dar origen a un nuevo modelo de sistema democrático, más allá de las audiencias y las burbujas creadas en esta.